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Hablemos de disciplina positiva


Os podría explicar muchísima teoría sobre la Disciplina Positiva y su influencia, su origen en la psicología Adleriana o fundamentos… pero lo haré en otro post. En esta ocasión quiero ofreceros una visión amplia y general sobre el tema.

Si bien es cierto que la Disciplina Positiva empezó teniendo el foco en la crianza, y hoy en día sigue siendo una parte importante de ella, se puede extrapolar a todos los ámbitos de la vida, pues su principal objetivo es crear relaciones sanas, positivas y respetuosas. Y es que si hay algo que no dejamos de hacer en todo momento es precisamente esto: relacionarnos y convivir tanto con uno mismo, como con la familia, compañerxs de trabajo, en el supermercado, con amigxs…

Si sigues leyendo te cuento qué es para mí la Disciplina Positiva y cómo la pongo en práctica.





"La Disciplina positiva es una filosofía de vida, es una forma de vivir."



Uno de los pilares base de esta filosofía es el autoconocimiento y el autocuidado. Me quiero, me respeto y me cuido para poder querer, respetar y cuidar. No hay otra manera de hacerlo que construyendo una relación de amor fuerte y estable con la persona más importante de nuestra vida: nosotros mismos.


Tengo que confesaros que llegar a este punto no es fácil y que requiere de entreno diario focalizado en trabajar el amor incondicional hacia la propia persona. Desafortunadamente, vivimos en la cultura del castigo, famosa por la tendencia de querernos solamente cuando “hacemos algo bien”, un amor condicionado a la recompensa. Esto produce un gran efecto rebote donde la frustración, la ansiedad y la tristeza ganan terreno deliberadamente. Por eso es tan importante tener conciencia de cómo nos tratamos, conocernos y cuidarnos en los momentos buenos y en los no tan buenos.


En este punto os presento otro concepto clave: la amabilidad. Según la RAE amable significa digno de ser amado y/o afable, complaciente, afectuoso.

E insisto, cuán importante es el autocuidado, siendo la amabilidad una forma de cuidarse, y el punto de partida del bienestar y la felicidad.

En cuanto a las relaciones interpersonales, la Disciplina Positiva presenta la amabilidad cogida de la mano de la firmeza. Lejos de ser la Señorita Rottenmeier o la persona más desagradable e intransigente que os venga a la cabeza, ser amable y firme a la vez implica poner en práctica habilidades sociales y comunicativas, la honestidad y la responsabilidad, el respeto, la empatía y la asertividad.

Resumiendo, la cuestión es encontrar el equilibrio entre la permisividad y el autoritarismo, es decir, ni pisar ni que te pisen.


Otro aspecto importante de la Disciplina positiva es el foco, algo en lo que personalmente pongo mucho empeño.

La vida es una secuencia constante e inevitable de acontecimientos. Como diría un buen amigo mío... "pasan cosas". A partir de aquí podemos elegir en qué nos fijamos y ponemos más o menos atención. La diferencia entre poner atención en unas cosas u otras, os aseguro va a marcar un antes y un después en vuestra vida.

Se trata de ser participantes activos en el proceso de la vida y no simples receptores pasivos, tomar las riendas y poner nuestro foco, atención y energía en aquello que es útil y nos va a llevar a un estado de bienestar y calma. Y sobretodo, recordando siempre que la vida es ahora, en este preciso momento, ni ayer ni mañana. ¿Os suena esto del "poder del ahora"?

Pues a grandes rasgos, así, sin trampa ni cartón y con mucha práctica y constancia, incorporo la Disciplina Positiva en mi vida. Si quieres saber más, me encantará que me contactes, o que te quedes por aquí para leer la siguiente entrada del blog.


¡Hasta pronto!


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